El espíritu de Niza

Partimos de Niza, el corazón palpitante de la Riviera francesa. El atractivo de Niza es tan sutil como estimulante. El laberinto de callejuelas del centro histórico revela el lado más auténtico de la ciudad, sus casas de colores y tiendas típicas, boutiques de moda y mercados tradicionales. La Promenade des Anglais, el famoso paseo marítimo, muestra el esplendor de la "belle époque" francesa, con sus grandiosos palacios y elegante pompa. Y para aquellos interesados ​​en la vibrante historia cultural y artística de la ciudad, una visita a los espléndidos museos Matisse y Chagall es una necesidad. Pero ahora es el momento de volver a subir a bordo, ya que el viaje continúa.

Una joya frente al mar

Treinta kilómetros al sur de Niza se encuentra Antibes, la segunda parada de nuestra aventura en la carretera. Llegamos a través de un camino suavemente sinuoso, que ofrece destellos de la hermosa naturaleza e increíbles vistas del océano. La ciudad de Antibes es antigua y moderna. Las huellas del pasado, como los baluartes que flanquean el mar o el grandioso arco que sirve de puerta de entrada al puerto turístico (el segundo más grande del mundo), son magníficas. El castillo Grimaldi, construido sobre las ruinas de la antigua acrópolis greco-romana, alberga el hermoso Museo Picasso. El pintor español se enamoró de la luz y la magia de la Riviera francesa, residiendo durante un breve período en el edificio que ahora acoge la exposición. Pero Antibes también es una ciudad dinámica y animada, llena de tiendas y bares en los que experimentar la energía y el entusiasmo de la multitud.

La estrella mas brillante

Continuando por una carretera que abraza el mar y ofrece unas vistas fantásticas, llegamos a Cannes, la perla de la Riviera francesa y nuestro destino final. Todo el mundo lo conoce por su Festival, la Croisette y las alfombras rojas, pero Cannes ofrece mucho más que el atractivo de las estrellas de cine. Puede relajarse bajo el sol en las playas doradas o pasear por los puestos del mercado cubierto de Marché Forville, disfrutando del intenso aroma de las hierbas, los tonos brillantes de las flores, frutas y verduras, y las alegres llamadas de los vendedores. Para aquellos que quieran apreciar la historia de la ciudad, una visita al distrito de Le Suquet es imprescindible. Ubicado en una colina, alberga un castillo medieval y una iglesia gótica, para una atmósfera que está a años luz del glamour por el que Cannes es famosa.

Es aquí donde concluye nuestro viaje, habiendo viajado entre pasado y presente, mar y montaña, naturaleza y cultura. Una aventura en dos ruedas con el viento en la piel, para recordar por siempre.