Desde este mágico lugar, tomamos la Panamericana y viajamos más de 100 kilómetros al norte hasta La Serena. Fundada en 1544, es la segunda ciudad más antigua de Chile. Las iglesias y monumentos cuentan su pasado colonial, mientras que las canciones de los músicos callejeros son una instantánea de un presente bullicioso y alegre. Hay tiempo para dejarse seducir por este rincón de Chile antes de volver a subir a bordo. Nuestro próximo destino es la ciudad de Coquimbo, a poco más de diez kilómetros de distancia.

A world of fishermen and miners

The little yellow, blue and red boats that dot the Coquimbo sea are a sign of the vital role fishing plays in this community. As we cross the city, we come across monumental rocky landscapes, while our journey towards the centre brings long stretches of asphalt that weave between spectacular murals. The city tour over, it’s time to move on to the next destination, so it’s back to the Pan-American, and north bound. The journey is long and arduous, but at the same time wonderful: a 400-kilometre adventure along a majestic road, surrounded by an arid landscape that nevertheless bursts with life, dominated by sand dunes dotted with green shrubbery. We reach Tierra Amarilla, in the Atacama region. This “yellow land” is one of clay, minerals and miners. A Martian-type world, in which the soil is illuminated with brown, coppery reflections and a touch of gold. The area’s mining history is recounted in the Miner Museum, home to a spectacular collection. A short distance away is regional capital Copiapò, famous for its copper and silver mines.

Un mundo de pescadores y mineros

Los pequeños botes amarillos, azules y rojos que salpican el mar de Coquimbo son una muestra del papel vital que juega la pesca en esta comunidad. Al cruzar la ciudad nos topamos con monumentales paisajes rocosos, mientras nuestro recorrido hacia el centro trae largos tramos de asfalto que se tejen entre espectaculares murales. Terminado el recorrido por la ciudad, es hora de pasar al siguiente destino, por lo que regresamos a la Panamericana y hacia el norte. El viaje es largo y arduo, pero al mismo tiempo maravilloso: una aventura de 400 kilómetros por un camino majestuoso, rodeado de un paisaje árido que, sin embargo, estalla de vida, dominado por dunas de arena salpicadas de verdes arbustos. Llegamos a Tierra Amarilla, en la región de Atacama. Esta "tierra amarilla" es una de arcilla, minerales y mineros. Un mundo de tipo marciano, en el que el suelo se ilumina con reflejos marrones, cobrizos y un toque de oro. La historia minera de la zona se narra en el Museo Minero, que alberga una colección espectacular. A poca distancia se encuentra la capital regional Copiapò, famosa por sus minas de cobre y plata.

En el desierto más inhóspito.

Desde aquí, el viaje continúa por el desierto de Atacama, el más árido del planeta pero quizás el más mágico también. Habiendo recorrido muchos kilómetros, y habiendo coqueteado con esta tierra seca, finalmente llegamos a San Pedro de Atacama, un pueblo andino cercano a la frontera. El área que rodea el pueblo tiene un aspecto accidentado y pedregoso, pero también alberga cañones y valles con nombres sugerentes, como Valle de la Luna y Valle de la Muerte, y salinas surrealistas pobladas por delicados flamencos rosados.

La aventura chilena de Dreams Road termina aquí, pero la moto de Emerson y Valeria siempre está lista para la próxima aventura.