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Trabaja con nosotrosHay un lugar donde la creatividad adquiere muchas formas. El rostro de una niña perdida en sus pensamientos pintado sobre ladrillos. Poesía leída en voz alta a una audiencia de ojos brillantes en una pequeña librería. Una guitarra que recuerda al verano tocada en un parque lleno de jóvenes sentados en el césped.
Así es Williamsburg, el barrio de Brooklyn donde los grafitis que decoran las fachadas de antiguos edificios industriales enmarcan librerías, tiendas de música y mercados en los que la creatividad se vive y se respira cada día, donde las calles, repletas de restaurantes y bares de moda, palpitan de energía y disfrute. cada noche, donde el encuentro de diferentes culturas ha dado vida a una ciudad dentro de la ciudad, que reescribe sus reglas cada día.
Belleza contemporánea
Nuestra visita por el distrito comienza en uno de sus murales más emblemáticos, rebautizado como la Mona Lisa de Williamsburg, un enorme retrato en blanco y negro de una niña con un suéter a rayas perdida en sus pensamientos que domina la pared de un edificio de cuatro pisos en Broadway Avenue en la esquina de Bedford Avenue. Este es solo uno de los numerosos grafitis en Williamsburg. El distrito también alberga galerías de arte y exposiciones de todo tipo (los puntos de referencia clave son Art 101 y la Biblioteca de Arte de Brooklyn), así como tiendas de música y lugares de reunión para los amantes de la música en vivo. El arte, en todas sus formas, tiene su hogar en Williamsburg. Entrar en este colorido mundo de vistas, sonidos e inspiraciones es una experiencia que deja una marca indeleble en el corazón.
El encanto de antaño
Williamsburg es un distrito innovador, pero aún conserva un alma profundamente vintage. Las tiendas de segunda mano son mundos encantados repletos de pequeños tesoros que cuentan la historia de quienes alguna vez los poseyeron. Los puestos del famoso mercado de pulgas rebosan de todo, desde vestidos de los años 50 hasta joyas antiguas y todo tipo de artículos extraños. Vale la pena bajarse de la mot y adentrarse en la magia de años pasados.